Z Stop Pro y Z Stop Ultra: una nueva barrera sensorial contra los mosquitos
Z Stop Pro y Z Stop Ultra nacen de un principio tan simple como fundamental: los mosquitos detectan a sus huéspedes principalmente mediante el olfato. Perciben el dióxido de carbono que exhalamos y rastrean las moléculas odoríferas emitidas por nuestra piel. Al bloquear esta fase inicial del “reconocimiento” olfativo, ambos formulados actúan con eficacia, generando una auténtica barrera sensorial que hace que el entorno resulte menos perceptible —y por tanto menos atractivo— para los mosquitos.
De esta idea surge una estrategia antimosquitos de nueva generación: natural, segura y basada en una tecnología innovadora, la nanoemulsión a base de aceite de ajo.
Los mosquitos no eligen a su víctima al azar: siguen un itinerario sensorial preciso, guiado por una combinación de estímulos olfativos, visuales y térmicos. Investigaciones recientes han documentado con detalle este comportamiento, que pone en evidencia las sofisticadas estrategias que estos insectos han perfeccionado para localizar las fuentes de sangre necesarias para su reproducción.
El primer estímulo que desencadena su atención es el dióxido de carbono (CO₂) emitido con cada exhalación, el cual puede ser detectado por los mosquitos incluso a decenas de metros de distancia. Una vez identificada una “estela” de CO₂, los insectos inician el acercamiento. A menor distancia, entran en juego otros compuestos volátiles emitidos por la piel, como el ácido láctico, el amoníaco o diversos aldehídos, cuya presencia varía según el metabolismo individual y la microbiota cutánea, lo que explica por qué algunas personas son más propensas a las picaduras que otras.
En las etapas finales del acercamiento, los mosquitos utilizan también la vista —prefiriendo colores oscuros como negro, azul o rojo— y, finalmente, detectan el calor corporal y la humedad emitida por la piel y la respiración, afinando su puntería antes de posarse para picar.
Interrumpir esta secuencia sensorial es clave para prevenir las picaduras. Los repelentes tópicos convencionales actúan enmascarando nuestro olor corporal, dificultando el reconocimiento olfativo por parte del mosquito. En el campo de los remedios naturales, el ajo y su aceite han mostrado un notable potencial repelente, gracias a la alicina, un compuesto sulfurado con propiedades insecticidas y antiparasitarias. Este principio activo, presente en el ajo fresco y en sus extractos, emite un aroma penetrante que interfiere con los receptores sensoriales de los insectos, alterando su capacidad de orientación.
No obstante, el uso tradicional del ajo ha presentado limitaciones: formulaciones poco estables, baja persistencia y escasa practicidad. En respuesta a estos desafíos, Z Stop Pro y Z Stop Ultra han sido desarrollados específicamente como alternativa eficaz y sostenible a los repelentes químicos convencionales.
La clave de su efectividad reside en su estructura: al disolverse en agua, forman una nanoemulsión estable. Se trata de un sistema coloidal en el que el aceite esencial de ajo se dispersa en partículas nanométricas (en promedio 100 nanómetros), lo que permite una mayor superficie de contacto y una distribución más uniforme del activo. Esta escala tan fina permite saturar los receptores antenales del mosquito y bloquear su capacidad de detección del huésped.
Las pruebas realizadas por universidades y laboratorios independientes han demostrado no solo su alta eficacia, sino también su total inocuidad para el medio ambiente, incluidos los insectos polinizadores.
Z Stop Pro y Z Stop Ultra representan así una solución innovadora, eficaz y respetuosa con la salud y el entorno, ideal para quienes buscan protección activa sin recurrir a sustancias tóxicas o sintéticas.